Las jirafas están en peligro de extinción. La IA ayuda ya en los esfuerzos por conservar la especie, ayudando a identificarlas y a seguir sus patrones de vida.

La inteligencia artificial tiene muchos potenciales usos. Algunos impactan de forma positiva en las respuestas a algunos problemas clave a los que se enfrenta la ciudadanía y el planeta. Ahí está, por ejemplo, el valor de la IA para afinar los diagnósticos médicos. Y ahí está también el modo en el que puede ayudar a proteger la biodiversidad o evitar el desperdicio de recursos naturales. En un planeta en crisis, la IA podría dar las claves para resolver incidencias o para mejorar la protección de especies cruciales. Eso es, justamente, lo que pasa con las jirafas.
Las jirafas entraron en 2016 en la lista de especies en peligro de extinción. Como calculaba en 2022 la ONU, existen sobre un millón de especies que se encuentran en riesgo de desaparecer, incluidas algunas que “creíamos comunes”. “Leyendo este documento, llega a resultar sorprendente saber que las jirafas, los loros e incluso los robles están incluidos en la lista de especies amenazadas, al igual que los cactus y las algas”, señalaba entonces el organismo.
Las estadísticas apuntan que la población de jirafas ha caído en un 50% en los últimos 30 años en Tanzania, uno de los lugares en los que habitan, y en un 30% en líneas generales. Las jirafas solo viven en África, donde se ha pasado del millón de ejemplares que se contabilizaban en el siglo XVIII a los 117.000 animales del presente. La caza furtiva (que ataca especialmente a las hembras y deja a las poblaciones fragmentadas y vulnerables), la deforestación, la fragmentación de los hábitats en los que siempre ha vivido este animal y el impacto de las guerras en la región (una de las especies vive en Somalia y Etiopía, países que ahora mismo atraviesan una situación muy complicada) han perjudicado a las jirafas.
Pero ¿qué puede hacer la IA frente a todo esto? Aunque pueda parecer sorprendente, tiene un papel importante.
GIRAFFE, IA para jirafas
Microsoft acaba de presentar GIRAFFE (acrónimo en inglés de Reidentificación Generalizada Basada en Imágenes mediante IA para la Extracción de Rasgos de Fauna), una herramienta de código abierto que ha desarrollado su equipo de Microsoft AI for Good Lab. Lo han hecho en colaboración con el Wild Nature Institute, una ONG que trabaja para la conservación de la jirafa Masai en Tanzania. Desde Microsoft señalan que “la Inteligencia Artificial por sí sola no salvará a las jirafas, sin embargo, en manos de científicos comprometidos, puede marcar una gran diferencia”.
La IA ayuda a seguir las poblaciones de jirafas en Tanzania. Así pueden conocer mejor a estos animales y sus hábitos, lo que les permite obtener “información clave para estabilizar poblaciones críticas de jirafas en la región”. Los datos son cruciales, porque para afrontar el declive de la especie se necesita saber cuáles son las tasas de supervivencia, las rutas migratorias o los patrones reproductivos. La inteligencia artificial puede procesar esa información de forma rápida y eficiente.
Para conseguirlo, juega con una importante ventaja y es que las manchas de las jirafas no son iguales. Cada jirafa tiene un patrón de manchas propio, como ocurre con las huellas dactilares de los humanos. Esto ayuda a individualizarlas.
“El software de reconocimiento de patrones y la visión por ordenador nos permiten rastrear a miles de jirafas. Fotografiamos a cada jirafa que vemos y alimentamos el sistema con esas imágenes”, explican Derek Lee y Monica Bond, del Wild Nature Institute.
GIRAFFE identifica primero a cada una de las jirafas y luego es capaz de irlas siguiendo de forma automatizada en las fotos de las campañas de observación. Logra así más de un 90% de precisión (a veces el 99%) a la hora de reconocer a las jirafas y consigue un “flujo de trabajo completo”. Esto es, la IA cubre todo el proceso, desde cargar las imágenes de las jirafas hasta actualizar el catálogo con los datos. De ese modo, los tiempos se reducen mucho: cuando se hacía a mano, procesar las más de 1.500 imágenes de cada campaña de observación de las jirafas llevaba días y ahora se hace en cuestión de minutos.
A esto se suma que la herramienta es fácil de usar, que su infraestructura es escalable y que se ha hecho en código abierto, lo que facilita que se pueda usar potencialmente para más proyectos de conservación de la naturaleza. Así, podría funcionar con cualquier otra especie animal con patrones visuales distintivos. Microsoft lo ejemplifica con cebras, tigres o tiburones ballena.